Mirar a la presa y dejarse mirar por ella.
Así aprendes a ver, conocer, actuar, sentir, amar, estudiar el monte y ser con el corazón. Es el camino increíblemente mágico el que se realiza, es una comunión. Aunque hoy de a poco, sin darme cuenta casi, las cacerías se va espaciando y endureciendo con el paso de los años, el corazón se nos encoje porque comprendo que envejezco, pero la pasión no se desvanece por los increíbles momentos que promete. Hoy el clima trajo un alivio, pero quizás las altas temperaturas de días anteriores que pasé en el monte, con mas de 40º, me hicieron reflexionar sobre esto.
AIRE LIBRE
18 de febrero de 2023
Valerio Meridio