
Un soldado puede morir dos veces, cuando al servicio de la defensa de la Patria es ultimado por el enemigo. La otra, mas vergonzosa, cuando la sociedad que defendió lo olvida. Un axioma reconocido en todo el mundo, pero los argentinos inventamos otra peor, mas abyecta y despreciable, destruir inmisericordemente un monumentos que los conmemora.