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CUANDO JUAN MANUEL FANGIO CONOCIÓ EL FERRARI 860 MONZA

En 1956, además de ganar su cuarto título mundial de Fórmula 1 en Monza, Juan Manuel Fangio pilotó el último de los grandes Ferrari de cuatro cilindros para hacerse con el Campeonato del Mundo de Sport-Prototipos.

COOLTURA 30 de julio de 2023 Prensa OHF
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Aunque nadie lo sabía en ese momento, en 1956 se despedirían de la escena dos grandes de Ferrari: Juan Manuel Fangio y el motor de cuatro cilindros en línea.

Juan Manuel Fangio, a quién los pilotos de carreras al que llamaban “El Maestro”, se había unido a la Scuderia Ferrari en 1956 para intentar conseguir su cuarto título mundial de Fórmula 1. Fue una aspiración que hizo realidad en la última carrera de la temporada cruzando la línea de meta de Monza en un D50 prestado por su compañero de equipo Peter Collins, justo detrás de Stirling Moss pero con los puntos suficientes para ganar el campeonato.

En 1956, Juan Manuel Fangio era un hombre ocupado: pilotaba el rápido V8 Ferrari D50 de cinco velocidades (en la foto) y ganó su cuarto título de campeonato de F1. También llevó a Ferrari a la victoria en el Campeonato del Mundo de Sportscar, esta vez en el 860 Monza de cuatro cilindros.

A pesar de la victoria, había sido un campeonato difícil para el veterano argentino, que dejó Ferrari para una última temporada en Maserati antes de retirarse definitivamente. Pero aquel año, lejos de los rápidos circuitos para monoplazas de la Fórmula 1, El “Chueco” Fangio también saboreó el éxito en el Mundial de Sport-Prototipos de 1956, esta vez en un gran Ferrari que denominaron 860 Monza.

El Campeonato del Mundo de Sport-Prototipos no era para pusilánimes. Los circuitos incluían mil kilómetros del famoso Nürburgring, la misma distancia alrededor de Buenos Aires y doce horas en el Sebring International Raceway de Florida. Los coches debían ser rápidos y potentes, pero también tenían que estar fabricados para resistir, y aquí fue donde destacó el 860 Monza.

Juan Manuel Fangio y Eugenio Castelotti, triunfadores en las 12 Horas de Sebring.

A diferencia del casi idéntico Ferrari 290 MM V12 que llegó ese mismo año, la potencia provenía de un motor de cuatro cilindros en línea, versión final, de un cuatro cilindros más pequeño que había comenzado su andadura en 1951 como motor de 2 litros diseñado por Aurelio Lampredi para Fórmula 2.

 En solo tres años, el motor de cuatro cilindros de Lampredi había pasado a propulsar un Ferrari 553 en el circuito de Fórmula 1 (aunque para entonces el motor había ampliado su capacidad a 2,5 litros) y, en 1954, el predecesor del 860 Monza, el 750 de 3 litros, hizo su debut en Monza y consiguió el primer y segundo puesto (y de paso dio su nombre al auto).

El debut del 860 Monza fue en el Sebring Raceway para el Gran Premio Internacional de Resistencia de Florida. Junto con su compañero de carreras Eugenio Castellotti, Juan Fangio cubrió 1.008 millas y 194 vueltas para ganar el evento.

En el 860 Monza, el motor de cuatro cilindros en línea que impulsaba la máquina de carreras de bastidor tubular era ya un gigante de 3,4 litros capaz de alcanzar los 260 km/h en las largas rectas de los circuitos de resistencia.  Cuando a Fangio le dijeron que podía elegir el coche que quisiera para el Mundial de Sport-Prototipos, no tardó en decidirse.

Hoy en día es difícil imaginar la cantidad de carreras que un piloto profesional realizaba en aquellos primeros años del automovilismo. Siendo todavía piloto de Fórmula 1 para Ferrari, el 22 de enero, Fangio ya había corrido la primera carrera de la temporada en Buenos Aires, en la que salió desde la pole, dio la vuelta más rápida y cruzó la línea de meta en primer lugar.

Construido para resistir, el 860 Monza era un gigante de 3.4 litros, igualmente en casa corriendo largas distancias bajo el implacable sol de Florida o, como se muestra aquí, en el clima a menudo turbulento de la famosa Mille Miglia de Italia.

Apenas dos meses después, el 24 de marzo, en un campeonato completamente diferente, se subió al 860 Monza para su bautizo en el Gran Premio Internacional de Resistencia de Florida.  El auto no decepcionó. Doce horas más tarde, tras 194 vueltas que cubrían 1.623 kilómetros a una media de 136 km/h, Juan Manuel Fangio y Eugenio Castellotti, su compañero italiano de carrera, cruzaban la meta en primer lugar, y el otro 860 Monza, pilotado por el italiano Luigi Musso y el estadounidense Harry Schell, en segundo.

Lamentablemente, incluso siendo el máximo triunfador, la suerte del 860 con motor de cuatro cilindros estaba echada. En la siguiente etapa, la famosa carrera italiana de resistencia en carretera abierta de la Mille Miglia, Ferrari presentó el 120 MM de aspecto idéntico (MM significa Mille Miglia), aunque esta vez el motor bajo la carrocería diseñada por Scaglietti era el V12 de 3,5 litros, capaz de poner el auto a 280 km/h. La victoria del 120 MM sentenció el destino del 860 Monza y con él, el de cuatro cilindros en línea, uno de los motores de Ferrari más resistentes de todos los tiempos.

La Ferrari 860 Monza, que les permitieron a Juan Manuel Fangio y Eugenio Castelotti, el triunfo en las 12 Horas de Sebring.

Sin embargo, Juan Manuel Fangio y el gran auto no habían terminado todavía. Aunque Sebring sería su única victoria conjunta en primera posición, el fuerte apoyo, incluidos el segundo puesto en Nürburgring (por delante de los 120 MM) y la propia Mille Miglia (los dos 860 entraron en segundo y tercer lugar), permitió que Ferrari ganara tres de las cinco rondas y se llevara el Mundial de Sport-Prototipos de 1956. Y el 2 de septiembre de ese mismo año, Fangio ganó en Monza su cuarto título de Fórmula 1. Un colofón apropiado para uno de los mejores pilotos del mundo y un merecido tributo al último de los grandes deportivos con motor de cuatro cilindros, el 860 Monza.

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